Piensa si tuvieras la oportunidad de encontrarte diez minutos con tu yo de 6 años y con tu yo de 16 años.
¿Cómo aprovecharías ese espacio de tiempo?
…
“Le diría todo lo que sé para no cometer los mismos errores. Sería una gran oportunidad para mejorar mi presente.”
…
Eso es lo que contestaría cualquier persona cabal ipso facto. Es lo lógico. Claro.
Y si…
¿Y si esos diez valiosísimos minutos fueran utilizados para escuchar y observar? No para aconsejar u ordenar. Si ese yo de 6 y 16 años nos recordasen nuestra esencia, nuestras ilusiones, nuestra garra. Ese yo sin miedo, sin corsés.
Me quedo con el aprendizaje y no con la soberbia. Me quedo con los errores y con el desconocimiento de lo que viene. Me quedo con la oportunidad de apostar por algo.
Me quedo conmigo misma y no con el ordeno y mando.
Me quedo con la esencia y la ilusión. Con la libertad de tener miedo y de reirme de él en el futuro.
“Cuida a tu niña interior.” Isabel Coixet, cineasta
Mar 08, 2017 @ 13:45:56
Con veintipocos soñé que me visitaba con diecipocos y me limité a observar. En realidad el que observaba era un tercero, el de después, el del ahora, el de ahora mismo en el eterno presente. Y el silencio parece la mejor opción, porque si cambiaras algo de tu pasado ya no serías el yo de tu presente y tampoco estarías contemplando el pasado intentando comprender. Aprender de tus errores no ayudará a tu pasado, te ayudará a conocerte y a ser más hoy y mañana.
Me ha gustado mucho tu post 😉