Sólo dos meses. Llegué casi de improviso pero SALAMANCA es una ciudad para volver. Donde, aunque la morriña acompañe siempre, no te puedes sentir forastero porque por su condición de universitaria y cultural hay una gran heterogeneidad de raíces.
Había ido con la mítica excursión del colegio y nunca hubiera pensado vivir ahí. No imaginaba cómo sería vivir lejos de la costa. Y aunque es cierto que la sensación térmica es diferente a la de Galicia, la verdad es que tengo muchas ganas de volver a visitarla.
¿Qué veía desde el balcón de mi habitación cada mañana al despertarme?
¿Me dejan que les aconseje qué no deben perderse cuando estén allí? Se me quedarán cosas en el tintero, pero quiero mostrarles mis rincones y pasatiempos favoritos, al menos los que tuve tiempo de llegar a descubrir.
Lo primero es la gastronomía. Los gallegos tenemos una gastronomía espectacular (siento no mostrar modestia, pero no he encontrado a nadie que diga lo contrario) pero lo cierto es que en CyL (Castilla y león) se come de vicio. Ahí, ir a tomar algo significa ir a tomar algo… y unos pinchos. Porque como popularizó Cruz y Raya «si hay que ir se va pero ir pa’ ná es tontería». Pues eso.
Ahora está de moda sacar fotos a los platos y colgarlas en las redes sociales, lo que llaman «postureo social». No quiero mentirles, yo también lo he hecho ;):
Esta barata y sencilla tapa la pueden probar en «Barbacoa la Encina».
¿No es una hamburguesa muy original? Tomar hamburguesa con un vinito no es incompatible.
Llegando a la Plaza Mayor, en la Rúa Mayor, se encuentra una pequeña tienda de jamones y embutidos de la tierra donde pueden comprar el bocadillo de jamón más delicioso del mundo. En realidad, no es de este mundo. Se trata de «Viandas de Salamanca».
Y, por favor, es pecado no probar el jamón de Guijuelo.
En la misma Plaza Mayor quiero recomendarles dos lugares que me encantaron aunque hay infinidad de locales especiales:
El primero es el Café Novelty del que ya les he hablado y donde pueden encontrar en la primera mesa sentado e impertérrito a mi paisano Don Gonzalo Torrente Ballester. Era este un café de tertulia, donde se conjugaba la vida intelectual y cultural y donde hoy todavía se puede respirar en su estética esa historia. Es el café más antiguo de la ciudad con sus más de 100 años abierto y donde se pueden degustar unos riquísimos helados artesanos.
Dos ferrolanos en el Café Novelty.
El segundo es el Mesón Cervantes, donde cada consumición va a compañada de un pincho consistente. Si están a dieta no vayan pero les aviso que se estarán perdiendo un gustazo para el paladar. El ambiente y la decoración son geniales, y la atención al cliente es muy rápida. Les confieso que nunca fui capaz de conseguir mesa, pero no importa, la esencia del lugar es buscarse un rinconcito y pasar un ameno rato entre amigos.
También es recomendable pinchar algo en la cafetería Bambú o si prefieren comer más al estilo restaurante les recomiendo el «Ocean Club«.
Probablemente se encuentren casi cualquier fin de semana con gente disfrazada, son despedidas de solteros/as venidas de toda España.
Para relajarse y tomar unas copas a la hora de los licántropos, les comentaré algunos de mis lugares preferidos: a la hora más joven de la noche pueden ir al Tiovivo y según van entrando las ganas de bailar pueden acercarse por La Posada de las Ánimas o La Hacienda. Desde luego, al ser ciudad universitaria, hay mucho donde elegir, también para los que ya hemos dejado los años universitarios atrás.
Hay mucho más que hacer que comer o beber, por supuesto. Todo lo que pude llegar a disfrutar debo agradecérselo a las personas que me enseñaron la ciudad, las que me acompañaron en mi paso por ella. Debo agradecer tanto a quienes fueron mi Lazarillo (nunca mejor dicho) como a lo que abrieron los ojos conmigo al llegar a esta ciudad. Porque si bien es cierto que la ciudad en sí es importante, es dificil poder disfrutarla si no te rodeas de personas que te aporten.
Pasando ya a la parte monumental, he de decirles que los edificios no son meros edificios que fotografíar. Todos los edificios están vivos, son útiles así que pueden participar de ellos y sentirlos. Llévense la foto pero también el pie de foto con ustedes.
La casa de las conchas es una biblioteca estupenda. La leyenda dice que bajo una de las conchas de su fachada se esconde un tesoro. Yo lo corroboro. Hay grandes tesoros literarios ahí dentro.
De la Casa Lis ya les he hablado anteriormente en el blog. Es merecedora de ser visitada, háganlo por el día para ver el museo art deco que tiene en su interior o para tomar algo en la preciosa cafetería estilo años ’20. Pero vuelvan por la noche para admirar desde el puente romano el juego de luces que emiten sus vidrieras. Es absolutamente espectacular.
El puente romano sobre el río Tormes es peatonal y conserva a su final el toro que parece que data del siglo XIII. Al lado se encuentran el Lazarillo y el ciego dando la bienvenida a todo el que cruza el puente.
La catedral tiene una curiosa historia. Tras el terremoto de Lisboa de 1.755 hubo que rehacer la catedral, por lo que podrán ver los restos de la catedral vieja, sobre la que se reconstruyó la catedral nueva. En la puerta de Ramos si se fijan bien pueden encontrar un astronauta, el cual fue labrado en 1.992 con motivo de la exposición Las Edades del Hombre, siguiendo la tradición de incorporar un elemento contemporáneo en cada restauración.
Al lado de la catedral se encuentran los jardines de Calixto y Melibea, en honor a los protagonistas enamorados de La Celestina.
Llegamos a la Plaza Mayor. Un lugar espectacular y muy vivo. El centro neurálgico de la vida de Salamanca. Donde es una estampa común de la ciudad ver a la gente sentada en el suelo si el clima lo permite y donde confluyen las calles más céntricas. Pasear por su soportales, sentarse en una de sus terrazas o citarse bajo el reloj del ayutamiento es vivir la cotidianidad de Salamanca. Desde la Plaza Mayor es fácil orientarse hacia la calle Toro o la calle Zamora.
Decía Unamuno de ella: Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico.
En la calle Toro, calle comercial por excelencia, verán una tienda Zara. ¿Qué tiene de especial un Zara, se preguntarán, si los hay en todas las esquinas? Pues créanme, este Zara es espectacular. El edificio es un antiguo convento, donde para no alterarlo, han construido la tienda dentro de una jaula de cristal. Vayan y ya me dirán.
Por supuesto, no dejen de visitar la universidad. Me refiero a la antigua, donde si miran para las personas en la calle les divertirá ver cómo estarán la mayoría mirando hacia arriba. Están buscando la rana. Yo la he encontrado, ¿cuánto han tardado ustedes?
Mi consejo, no visiten la ciudad como turistas. Vivan la ciudad. VIVAN SALAMANCA. Como así lo escribió Cervantes:
<<Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que la apacibilidad de su vivienda han gustado.>>
Les he mostrado solo un aperitivo, hay más experiencias que se quedan en mi recuerdo como ir a comer el hornazo a la rivera del río el lunes de agua o como comer las jetas. Que los charros me disculpen si he omitido lugares o experiencias interesantes. Pero pueden recomendarlos y compartirlos pues me habrá quedado bastante por descubrir.